En este artículo te brindaremos información para que conozcas a profundidad ¿Qué es el estrés? ¿Cuándo comienza a convertirse en una enfermedad? ¿Cuáles son los factores que contribuyen a ello? Y ¿Cuáles son los factores que lo previenen o mejoran?
El estrés es una respuesta normal y adaptativa tanto del cerebro como del organismo frente a las amenazas, peligros y/o cambios que se presentan en la cotidianidad, esta respuesta permite que los seres humanos puedan protegerse del peligro y afrontar situaciones difíciles e incómodas.
El estrés además de ser un mecanismo de defensa, también se presenta cuando hay eventos nuevos y/o emocionantes, esto le permite a tu cuerpo reaccionar para estar más alerta, generando tensión muscular, aumento del ritmo cardíaco entre otros síntomas que deben ser pasajeros.
Cuando los síntomas dejan de ser pasajeros y se vuelven permanentes o constantes (Semanas o meses), quiere decir que la respuesta del cuerpo ya pasó de ser normal a ser desadaptativa generando tensión sin existir ningún tipo de estimulación externa.
En este tipo de casos el estrés se convierte en crónico, generando síntomas como:
Tenga en cuenta que si presenta estos signos debe incorporar hábitos de vida saludable como la buena alimentación, deporte, meditación y una adecuada higiene de sueño. En dado caso que haciendo este tipo de cambios durante un tiempo prolongado, usted no vea ninguna mejoría, es recomendable buscar ayuda de un profesional en salud mental.
Cuando el estrés es crónico aumenta el riesgo de presentar enfermedades como:
Empeorar enfermedades como:
El riesgo de sufrir estrés crónico funciona como una balanza, en donde de un lado están ubicados todas las condiciones genéticas o hábitos que aumentan la posibilidad de desarrollarlo y en el otro lado las que lo previenen. Es importante entender este concepto, debido a que es aquí donde radican gran parte de las estrategias que permiten prevenir y tratar no sólo el estrés si no también muchas otras enfermedades.
El estrés se regula a través de circuitos cerebrales que por genética pueden ser más vulnerables a las estimulaciones externas o incluso sin existir ningún tipo de estímulo dispararse generando los síntomas ya mencionados.
Los hábitos como la mala alimentación, sedentarismo, consumo de cafeína, exposición a pantallas por tiempo prolongado, trabajo en exceso, inadecuada higiene de sueño, consumo de bebidas alcohólicas y sustancias psicoactivas, desarrollan con el tiempo mayor probabilidad de sufrir estrés y/o enfermedades que se derivan del mismo.
Está comprobado que las situaciones traumáticas en la infancia (abuso sexual, maltrato, abandono, violencia intrafamiliar), aumentan el riesgo que un niño en su edad adulta presente mayor vulnerabilidad al estrés.
La forma como las personas interpretan la realidad, es una fuente de estrés y sufrimiento constante, sobre todo cuando no hay ningún tipo de entrenamiento para que la mente aprenda a ver los pensamientos como pensamientos y no como verdades absolutas.
Este tipo de factores permiten que el estrés no llegue a convertirse en crónico, “durmiendo” los circuitos cerebrales que se activan en momentos de tensión para que sigan siendo una respuesta normal y adaptativa.
De igual forma permiten mejorar los síntomas cuando estrés ya es crónico y prevenir que se presenten nuevamente.
La actividad física regular provoca efectos antidepresivos y ansiolíticos, lo cual contribuye a generar cambios a nivel del cerebro y los circuitos cerebrales. Vale la pena resaltar que la actividad física debe ser prolongada y constante (Se recomienda 40 minutos diarios).
Cada vez existe más evidencia científica que demuestra que la meditación es un factor protector y que aporta a la mejoría de enfermedades mentales como el estrés crónico, el trastorno depresivo, el trastorno de ansiedad , la fibromialgia, el trastorno bipolar, entre otras no sólo mentales, si no también físicas. Cabe resaltar que la meditación que ayuda en el proceso de prevenir y mejorar los síntomas del estrés va mucho más allá de una técnica de relajación.
En este factor protector, se recomienda puntualmente el uso del programa de reducción de estrés basado en mindfulness: https://www.menteaprende.com/courses/mindfulness-para-adultos/ que ayuda a mejorar no sólo los síntomas físicos si no también la relación que frente a los pensamientos.
Existen cierto tipo de alimentos que favorecen el estado de ánimo, entre ellos se destaca la dieta mediterránea que promueve el consumo de vegetales, pescado, grasas buenas y elimina el consumo de carbohidratos, azúcares y alimentos procesados
Finalmente, es importante recordar que dentro de los factores protectores se incluye la vida social activa, en donde exista tiempo para disfrutar en familia, salir a caminar, tomar un descanso al aire libre y la espiritualidad que independiente de sus creencias religiosas o incluso que se considere ateo, ayuda a darle sentido a la vida.
En conclusión, lo invitamos a tener un hábito y estilo de vida saludable en donde los factores protectores sean su principal herramienta para combatir el estrés y otras enfermedades físicas y mentales.