Por: Karen MonaresPsicóloga Clínica
La crianza se configura como un proceso donde las dos partes crecen; Padres, e hijos evolucionan y aprenden de la mano. Integrar el Mindfulness en el ejercicio de Crianza consciente, podrá ayudarte estar más presente y más conectado con usted mismo para estar así más conectado con sus hijos.
Los niños actúan, los padres reaccionan, y luego los niños reaccionan a su vez, seguramente para la mayoría de padres, los castigos (junto con una buena dosis de gritos) son prácticamente la estrategia de disciplina que eligen por defecto: aislamientos, supresión de privilegios, prohibición de salir, etcétera.
Sin Embargo, el primer paso de la disciplina efectiva consiste en conectar con los hijos desde el punto de vista emocional por tanto la relación con ellos debe ser clave en todo lo que hagamos y las respuestas disciplinarias deben cambiar en función de la edad, el temperamento y la fase de desarrollo del niño, así como del contexto.
Los niños necesitan experiencias repetidas que les permitan establecer conexiones cerebrales, gracias a las cuales puedan demorar gratificaciones y reprimir impulsos de reacción agresiva hacia otros. En realidad, la ausencia de límites y restricciones es muy estresante, y los niños estresados son más reactivos.
Así pues, cuando decimos «NO» y ponemos límites a los niños, les ayudamos a descubrir la previsibilidad y la seguridad en un mundo que, de lo contrario, sería caótico. Y construimos conexiones cerebrales que les permitirán afrontar dificultades en el futuro.
Cuando nuestro hijo NO cumple con nuestras necesidades, normas y expectativas, debemos resaltar en nuestro hijo que estamos rechazando su comportamiento, pero aun así nuestro amor, nuestra confianza, nuestro afecto, etc., siguen intactos hacia ellos.
Antes de responder ante el mal comportamiento, dedica unos instantes a formularte tres preguntas sencillas:
Analizando más a fondo lo que hay detrás de una conducta determinada, a menudo se pone de manifiesto que el niño estaba intentando expresar algo, pero no lo hizo de la manera adecuada. Si entendemos esto, podemos responder con más eficacia y compasión. Es importante tomar distancia de los juicios de valor distorsionados que podamos emitir en ese momento, por ejemplo: cuando erróneamente decimos, “lo hace porque es consentido” “porque quiere hacerme molestar”
En este primer momento queremos corregir el comportamiento “inadecuado”, pero vale la pena evaluarnos cuál es esa enseñanza que quiero dejar en este momento en mi hija/o
Buscar estrategias para educar y corregir en el momento de la situación, teniendo en cuenta la situación, contexto, edad y fase del desarrollo del niño/a.
Las preguntas nos estimulan a ser conscientes de la edad y las necesidades exclusivas de cada individuo. Al fin y al cabo, lo que funciona en un niño puede ser exactamente lo contrario de lo que necesita su hermano. Y lo que sirve para un niño ahora mismo quizá no sea tan idóneo diez minutos después. Por tanto, “no entendamos la disciplina como una solución «de talla única»: recordemos lo importante que es imponer disciplina a este niño concreto en este momento determinado” (Siegel &Payne, 2015)
El mindfulness te ayuda a conectar contigo mismo, te permite cultivar tu mente y corazón en equilibrio. Gracias a la regulación de la atención, te ayuda a discernir la dirección realmente deseada y no la que te indica la sobrecarga emocional. Te ayuda a romper con “el piloto automático” para adquirir la responsabilidad de tu propia dirección, de tus propias actitudes.
Ser consciente de tu presente te permite conectar con la motivación de querer cuidar y abrir tu corazón a una educación consciente y esmerarte en el esfuerzo que conlleva.
Las practicas mindfulness nos permite estar atentos y se conscientes de nuestro mundo interno, de las emociones que sentimos, de los pensamientos que tenemos y de las acciones que realizamos. Esta forma de conocimiento personal nos proporciona la libertad de hacernos conscientes de nosotros mimos, permitiéndonos hacer una valoración personal de las situaciones que vivimos, sin prejuicios, sin resistencia; tomando decisiones de forma atenta y consciente.
Según Kristin Neff define:
AUTOCOMPASIÓN: Hacerse consciente de tu propio sufrimiento, aceptarlo y conectar con la forma de ayudarnos a nosotros mismos.
COMPASIÓN: Implica reconocer y ver claramente el sufrimiento de los demás, sentir bondad hacia los que sufren y así surge el deseo de ayudar.
“Cierra suavemente tus ojos, haz unas respiraciones conscientes hasta sentirte calmado y en atención plena al momento presente, y busca tres cosas positivas que hayan ocurrido en tu día. Puedes realizarla en la mesa antes de cenar, en la cabaña de meditación o en el momento de acostar a tu hijo. Tras la meditación, cada integrante de la familia compartirá en grupo las tres cosas más agradables de su día, lo que más le haya gustado”
Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2015). Disciplina sin lágrimas: Una guía imprescindible para orientar y alimentar el desarrollo mental de tu hijo. B DE BOOKS.