La salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona.
Por: Karen Monares, psicologa.
La salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social de una persona, y logra deteriorar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la adultez y la vejez.
La mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación y los mandatos de género, a la exclusión social, al estilo de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud física y a las violaciones de los derechos humanos.
Cualquier persona puede presentar un trastorno, problema o evento de salud mental en algún momento de su vida; esto dependerá de la forma como interactúen sus particularidades genéticas, congénitas, biológicas, psicológicas, familiares, sociales y los acontecimientos de su historia de vida.
Los trastornos mentales más comunes en el mundo son los siguientes
Depresión unipolar, trastorno afectivo bipolar, trastorno de ansiedad, esquizofrenia, epilepsia, consumo problemático de alcohol y otras sustancias psicoactivas, Alzheimer y otras demencias, trastornos por estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de pánico e insomnio primario (WHO, 2001).
Un problema de salud mental también afecta la forma cómo una persona piensa, se siente, se comporta y se relaciona con los demás, pero de manera menos severa que un trastorno mental. Los problemas mentales son más comunes y menos persistentes en el tiempo. En algún momento de nuestra vida experimentamos sentimientos de tristeza, ansiedad, insomnio u otros síntomas que pueden generarnos malestar y algunos inconvenientes, pero que no llegan a provocar un deterioro significativo en nuestra vida social, laboral o en otras áreas importantes de nuestra actividad cotidiana.
Cuando se trata de sus emociones, puede ser difícil determinar qué es normal y qué no, pero los problemas de salud mental tienen signos de alarma como:
Según el Estudio Nacional de Salud Mental de Colombia, en nuestro país 40,1% (2 de cada 5 personas) de la población colombiana presenta alguna vez en su vida algún trastorno mental. Según este estudio, alrededor de 8 de cada 20 colombianos encuestados presentaron trastornos psiquiátricos alguna vez en la vida. Los más frecuentemente identificados fueron los trastornos de ansiedad (19,3%), seguidos por los trastornos del estado de ánimo (15%) y los trastornos de uso de sustancias psicoactivas (10,6 %). (MinProteccion, 2003).
Los trastornos y problemas mentales pueden curarse, rehabilitarse o controlarse con un tratamiento adecuado; los medicamentos e intervenciones son cada vez más específicos y selectivos. Suelen definirse de manera específica para cada caso, combinando el tratamiento farmacológico con medidas de rehabilitación socio-laboral, psicoterapias y apoyo familiar. Con la detección temprana y la atención oportuna la mayoría de las personas con un trastorno mental se recuperan rápidamente y ni siquiera necesitan cuidado hospitalario. Otras necesitan estadías cortas en hospital para recibir tratamiento. Un muy pequeño número de personas con enfermedades mentales necesita cuidado hospitalario prolongado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el estigma relacionado con la mala salud mental es el mayor obstáculo de las personas que buscan tratamiento. Estigma se refiere a un grupo de creencias negativas, y con frecuencia injustas e inexactas, que la sociedad relaciona con ciertas circunstancias, cualidades y personas.
Existen tres tipos comúnmente reconocidos de estigma de la salud mental:
El estigma sobre la salud mental puede tener implicaciones negativas sociales, económicas y públicas para las personas que viven con afecciones de salud mental. En algunos casos, esto también puede reducir o limitar la confianza o capacidad de algunas personas de obtener acceso e involucrarse en ciertos recursos, servicios o derechos legales.
El estigma de la salud mental también puede desanimar a que alguien busque tratamiento para las afecciones de salud mental. Sin embargo, la mayoría de estas afecciones mejoran con el tratamiento; especialmente el tratamiento temprano.
En el primer año de la pandemia por COVID-19, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%, según un informe científico publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por un miedo o una ansiedad persistentes y excesivos que afectan a la capacidad de funcionamiento de la persona. Pueden llevar a las personas a evitar situaciones, compromisos sociales, funciones profesionales, citas o incluso tareas diarias.
A pesar de la elevada prevalencia del trastorno, la ansiedad suele ser infradiagnosticada en atención primaria, de modo que solo el 50 % de casos son detectados (Rodríguez Machado, Solanas Fernández y Clavijo Portieles, 2006). Ello se debe fundamentalmente a dos motivos. En primer lugar, porque dicha enfermedad no es apreciada por el propio paciente, el cual, normalmente, acude al servicio sanitario aquejándose de molestias somáticas, las cuales enmascaran el cuadro ansioso. En segundo lugar, porque el propio paciente oculta su estado ansioso, percibido como una debilidad o un defecto de su propia personalidad. Diversos estudios han constatado que el estigma es uno de los principales motivos por los que las personas con un trastorno mental no buscan ayuda sanitaria.
MITO: “es mejor evitar la situación que me genera ansiedad” (FALSO)
La investigación clínica ha demostrado que la evitación o escape del malestar emocional (ansiedad) o de las situaciones que la anteceden o producen, incrementa a largo plazo la intensidad y favorece el mantenimiento. Incluso parte del tratamiento terapéutico consiste en la reducción de las conductas dirigidas a la evitación y el escape.
MITO: “La ansiedad es un evento” (FALSO)
Existen circuitos neuronales desde estructuras subcorticales como la amígdala y el tálamo que, en conexión con estructuras corticales, favorecen la activación a través de la actividad electroquímica del cerebro, del sistema simpático, diseñado para dar respuesta a estímulos amenazantes. Cuando se padece de síntomas ansiosos, esta activación es prolongada y persiste aun en ausencia del estímulo temido.
En su mente:
En su cuerpo:
Sabías que:
La depresión se caracteriza por sentimientos continuos de tristeza, desesperanza, irritabilidad, falta de motivación o interés por las cosas, falta constante de ánimo para hacer las cosas que antes nos gustaban, dificultad para tomar decisiones y no poder realizar las tareas que solemos hacer diariamente.
Los síntomas de la depresión no necesariamente se limitan solo a síntomas psicológicos, sino síntomas físicos como moverse o hablar más lento de lo normal, cambios en el apetito e incluso en el peso, dolores y molestias inexplicables y falta de energía, y en las mujeres el ciclo menstrual podría cambiar.
Según cifras de Medicina Legal, entre enero de 2021 y julio de 2022 se han suicidado 4.159 personas, de ellas 1.714 son menores de 29 años.
Colombia registra 7 suicidios diarios y 95 intentos de suicidio en 2022.
Aunque una conexión genética específica al trastorno bipolar no ha sido determinada, los estudios muestran que del 80 al 90 por ciento de las personas que sufren con esta enfermedad tienen parientes con alguna forma de depresión. Es también posible que las personas puedan heredar la tendencia a desarrollar la enfermedad, la cual puede entonces ser causada por factores ambientales.
Otras investigaciones sugieren que la enfermedad puede ser causada por un desequilibrio bioquímico lo cual altera el ánimo de la persona. Este desequilibrio puede ser por causa de una producción irregular de hormonas o de un problema con ciertos neurotransmisores, los cuales son químicos en el cerebro que actúan como mensajeros a las neuronas cerebrales.
El trastorno bipolar es frecuentemente difícil de reconocer y de manifiesto. Una de las razones es debida a la hipomanía, la cual es una señal temprana del trastorno. La hipomanía puede causar que la persona tenga un alto nivel de energía, pensamientos grandiosos no reales o ideas e impulsividad o comportamiento perturbador y alarmante. Éstos síntomas pueden sentirse como algo bueno para la persona, lo cual puede llevarle a que uno niega que existe un problema. Otra razón para la falta de reconocimiento es que el trastorno bipolar puede aparecer como síntomas de otras enfermedades o puede ocurrir con otros problemas los del abuso de sustancias, comportamiento irregular en la escuela o problemas en su lugar de empleo.
Cualquier persona puede sufrir trastorno bipolar. El trastorno afecta a hombres, mujeres, niños y adolescentes. Sin embargo, algunas personas parecen tener un mayor riesgo que otras. Los factores de riesgo son: Antecedentes familiares. Si un pariente cercano ha tenido trastorno bipolar, usted podría tener un mayor riesgo. Abuso de drogas o alcohol. Acontecimientos estresantes. El trastorno bipolar puede desencadenarse por cualquier tipo de situación de estrés, ya sean acontecimientos desagradables (como un divorcio o la muerte de un ser querido) o acontecimientos positivos (como casarse u obtener un ascenso en el trabajo).
MITO: El trastorno bipolar es raro (FALSO)
El trastorno bipolar afecta entre al tres y al cinco por ciento de los adultos en alguna etapa de sus vidas.
MITO: El trastorno bipolar es un término para describir fluctuaciones del estado del ánimo (FALSO)
El trastorno bipolar es una enfermedad grave que presenta diversos síntomas graves. Existen otras enfermedades que también pueden provocar cambios en el estado de ánimo.