Psicoterapia

PSICOTERAPIA

Psicoterapia: Un gimnasio para fortalecer la mente

Cuando escuchamos hablar de psicoterapia, es inevitable sentir algo de prevención, temor o incluso rechazo, sobre todo cuando hay afirmaciones de tipo: “el psicólogo es para locos”, “yo puedo solo con esto”, “no necesito consejos”; entre otras ¿pero que hay de cierto detrás de ellas? En este artículo profundizaremos al respecto.

Estigma y desinformación

Todo lo que se escucha sobre la psicoterapia hace parte en la mayoría de los casos  del  imaginario común, que sumado al estigma respecto a la salud mental, se vuelven una mala combinación a la hora de acceder a un proceso que podría traer más beneficio que daño en nuestro desarrollo como seres humanos.

Estar frente a una persona que no conoces contando tus más profundos y sinceros pensamientos y sentimientos, después de todo no es fácil, puede llegar a ser intimidante hablar de ese mundo interno en voz alta, puede ser porque realmente no hemos sido educados para eso, o simplemente porque era algo de lo que no se hablaba (o se habla) en nuestro entorno social y familiar.

Pero si nos diéramos la oportunidad de conocer más acerca de qué es la psicoterapia, en que consiste y cuáles son sus beneficios probablemente sería nuestra primera opción, no solo cuando nos sentimos mal emocionalmente, sino también frente a circunstancias en la vida en las que nos sintamos estancados o atascados.

¿Qué es la psicoterapia?

Para empezar, es importante saber que la palabra psicoterapia se deriva del griego Psiche, cuyo significado es espíritu y la palabra griega therapeutikos, que significa asistente o aquel que cuida del otro. Por lo tanto, la psicoterapia significa cuidar o asistir al espíritu/corazón o ser del otro, es decir, el terapeuta ofrece un ambiente en el que la otra persona se siente escuchada, comprendida y respetada, buscando siempre encontrar soluciones a sus problemas.

Partiendo de este punto, vale la pena aclarar que existen dentro de la psicología diferentes corrientes o teorías desde las cuales explicar el comportamiento humano y por tanto realizar la intervención terapéutica, algunas de estas corrientes son: psicoterapia basada en psicoanálisis, logo terapia, terapia Gestalt, terapia humanista, terapia cognitivo conductual, terapia contextual, entre otras. Todas tienes sus bases teorías y pueden abordar la problemática del ser humano de diferentes maneras.

Sobre la Psicoterapia Cognitivo Conductual

Desde la  práctica profesional de Menteaprende y el modelo por el cual realizamos nuestros procesos de psicoterapia, en este artículo encontrarán información desde la visión cognitivo conductual, la cual define la psicoterapia como:

                “Un proceso donde a partir de principios de aprendizaje y el funcionamiento de la mente, es decir la relación entre pensamiento-emociones-conductas, se busca crear nuevos aprendizajes para eliminar, disminuir o cambiar conductas que no son adaptativas para el ser humano, entendiendo como no adaptativas, conductas que causan sufrimiento, insatisfacción, malestar o problemas a la persona que le impiden desarrollarse o alcanzar sus objetivos vitales” (francisco Labrador, 2013)

“Para entender estas conductas se tiene en cuenta aspectos cognitivos que juegan un papel importante en la regulación de la conducta, haciendo referencia el factor cognitivo a los contenidos del pensamiento, en el que se incluyen: creencias, supuestos básicos o estructuras causales de emociones y conducta”. (ellis, 1962; Beck, 1976).

Desde esta perspectiva y según Marvin Golfried (1980) la psicoterapia implica tener una experiencia correctiva, que implica, como objetivo principal que el consultante aprenda y haga cosas que le permitan enfrentar de una mejor manera su situación problemática; y dos, tener un feedback, donde el consultante a través de la guía (no de la instrucción directa) del terapeuta aprende sobre cual es la relación entre sus pensamientos, sentimientos y conductas, para encontrar nuevas perspectivas y opciones para enfrentar la situación.

Es importante aquí aclarar que, a pesar de lo que muchas personas creen, la función principal del terapeuta NO es “dar consejos”; esto es bastante alejado de la realidad ya que como lo explica muy bien Chris L. Kleinke (2002)

Hay tres razones por las que los terapeutas evitan dar consejos a sus clientes:

  1. La cuestión ética de que los clínicos puedan saber con certeza que es lo mejor para sus clientes
  2. Esto favorecería al cliente a depender de la sabiduría del terapeuta en lugar de pensar por sí mismo
  3. Habitualmente, no funciona

Y esto desde la práctica clínica es especialmente relevante, por que si algo tiene claro (o debería tener claro) el terapeuta, es que la persona en frente de él/ella, es el experto acerca de su propia vida, el principal responsable sobre los cambios a realizar y quien va a experimentar las consecuencias de sus decisiones, por lo tanto, sería irresponsable y peligroso realizar esta conducta en el marco de una psicoterapia. De igual forma, se  menospreciaría la capacidad del consultante sobre su inteligencia, capacidad de aprendizaje y crecimiento personal.

¿Qué hacemos entonces los terapeutas?

Podríamos denominarlo, como lo hace Sullivan, “prescripción de una acción”. Su diferencia radica en que el terapeuta brinda al consultante varios tipos de referencias u opciones/sugerencias acerca de cómo alcanzar metas a las que el mismo consultante se ha comprometido (en el marco de la investigación científica sobre el comportamiento humano), y es el cliente quien pasa estas opciones a través de sus filtros y posibilidades para ejecutar la que considere se adapta mejor a sus capacidades, una vez realiza estos ensayos, nuevamente en el contexto terapéutico realizar el proceso de feedback e identifica aprendizajes de esos intentos o comportamientos.

Pero esta no es la única función de un terapeuta, dentro de la terapia también se busca:

  1. Ampliar la visión del mundo en el cliente: Esto hace referencia a que por medio de la conversación y ejercicios prácticos el paciente pueda encontrar nuevos significados a las cosas que nos generan problemas. Basándonos en el supuesto que somos seres cambiantes y que nuestra emociones, pensamientos y conductas pueden cambiarse, ya que surgen de creencias que tiene la persona acerca de la realidad o a la explicación que le da a los acontecimientos
  2. Permitirle conocer y experimentar emociones: La terapia no es solo un proceso intelectual, es también un proceso que surge desde la conciencia de las propias emociones, donde en compañía de terapeuta se reconocen en un entorno seguro, con el fin de aprender de ellas y sabres responder y cuidarlas cuando aparecen.
  3. Promover nuevas competencias: Una parte importante en los procesos de terapia es que se acompaña al consultante para que pueda desarrollar nueva estrategias o capacidades para hacerle frente a las situaciones problemáticas, es decir, que se intenta llevar a la persona a intentar nuevas formas de pensar, actuar y sentir, permitiendo que al salir de su patrón habitual o zona de confort se alcancen los aprendizajes que incidan en su crecimiento personal.
  4. Promover el cambio más que la curación: En muchas ocasiones, el sufrimiento proviene de cómo se relaciona el paciente con lo que le ocurre, un primer objetivo en terapia es la comprensión de lo que ocurre, desde los factores personales que inciden en la situación, para cambiar la relación con esto y orientarse a desarrollar creencias de tipo: “puedo cambiar como reacciono a lo que está pasando”, “para conseguir lo que quiero debo cambiar”, “puedo cambiar”. (Yalom, 1980), percepción de autoeficacia que facilita el proceso de cambio.
  5. Cambiar la visión de paciente a consultante: Esto implica trabajar de la mano con el consultante, para explicarle (en especial frente a las enfermedades mentales) que él/ella no es un sujeto pasivo frente a los síntomas y que por el contrario, puede tomar conciencia de cómo y porque sus intentos de solución no han funcionado, para que con ayuda del terapeuta, puedan encontrar alternativas a los estilos de afrontamientos desde el pensamiento, la conducta o las actitudes.

En el proceso de psicoterapia, como les digo a la mayoría de mis pacientes en la primera sesión, es un proceso colaborativo, como una terapia física, de nada te servirán los ejercicios en la terapia, si por tu cuenta no deseas recuperar la movilidad y practicar en casa. Quizás el principal ingrediente de la psicoterapia, es que el paciente entienda que asiste con el objetivo, no solo de desahogarse, sino desahogarse con un sentido o propósito y es el de entender, aprender y cambiar aquellos factores personales que estén influyendo en la problemática actual.

 

Beneficios de la Psicoterapia Cognitivo Conductual

Una de las bases más sólidas con las que cuenta la intervención cognitivo conductual es su evidencia científica, por el tipo de abordaje y la posibilidad de establecer protocolos de intervención se ha logrado desarrollar bastante investigación acerca del impacto de la psicoterapia sobre los pacientes.

Esta evidencia sugiere que la psicoterapia es, en una parte, más efectiva que algunos tratamientos farmacológicos y con menos efectos secundarios (Wampold, 2010) y que para trastornos mentales, la combinación entre tratamiento, cambios en estilo de vida y psicoterapia puede ser altamente efectivo no solo para la disminución de síntomas sino también para la prevención de recaídas.

La psicoterapia produce mejoría en la calidad de vida del paciente y estos cambios se sostienen en el tiempo, esto se conoce por medio de estudios de seguimiento a los pacientes meses o años luego de recibir el proceso de terapia (Lambert y Ogles, 2004).

Para el caso de tratamientos con psicoterapia para ansiedad o depresión, se ha evidenciado una respuesta tan eficaz como la medicación, con efectos más duraderos y con menor probabilidad de recaídas (Hollon, Stewart y Strunk, 2006; Leykin, Amsterdam, DeRubeis, Gallop,Shelton y Hollon, 2007). En el caso de la fobia social se mantiene la mejoría en seguimiento a un año (Feske y Chambless, 1995)  y en depresión en seguimiento a dos años (Gallagher-Thompson, Hanley-Peterson y Thompson, 1990).

Esto puede explicarse en que el proceso de psicoterapia, no busca solo “calmar” el sufrimiento inmediato, también busca educar al paciente en crear mayor conciencia acerca de su situación, síntomas, pensamientos o emociones. De tal manera que al tener una posición de empoderamiento frente a la situación pueda identificar en que momento aparecen señales de recaída para actuar en consecuencia y evitar que los síntomas sigan avanzando, además de tener conocimiento sobre como puede modificar viejos patrones para prevenir dichas recaídas.

Un espacio de Crecimiento que salva vidas

La psicoterapia es un tratamiento interpersonal, basado en principios estudiados por la ciencia desde la psicología, que tiene características específicas para cada paciente, donde desde la evaluación, establecimiento de objetivos e intervención, se busca mejorar la capacidad de la persona para hacerle frente a la situación que genera malestar o dificultades. Que tiene como requisito indispensable la participación o papel activo del consultante en el proceso de construir y aplicar ese cambio.

Desde mi punto de vista, en este contexto, el terapeuta es un facilitador del proceso de aprendizaje personal del consultante y la psicoterapia es el espacio donde se trabaja de forma colaborativa en ese proceso de crecimiento. Donde la parte central es el consultante, sus capacidades, su necesidad de cambio, sus fortalezas, su inteligencia, su capacidad de introspección y el terapeuta se vuelve un facilitador y rotulador externo que le muestra la consultante todas esas partes que aún no comprende para que les den un sentido y encuentre una oportunidad de cambio frente a su situación.

Por esta razón, siempre les refuerzo  a mis pacientes, el agradecimiento es mío por hacerme digna de su confianza y mi admiración total, ya que quien asume la actitud de trabajar desde si mismo para cambiar su mundo y lograr lo que quiere, aún a pesar de las adversidades, es una persona valiente y resiliente.

Si todos aprendiéramos a ver la terapia como un espacio de crecimiento, un gimnasio para fortalecer la mente, mi capacidad de autocontrol, mi inteligencia emocional, serían más las reacciones de tipo “que bien, yo también voy a terapia”, “me alegro por ti”, “me encantaría poder ir también”, “me avisas si puedo acompañarte”, que escucharíamos al mencionar la palabra “psicoterapia”, y por tanto mayor libertad para hablar públicamente de salud mental, con este pequeño cambio, realmente salvaríamos vidas.

 

Bibliografía

  • MANUAL DE PSICOTERAPIAS. TEORIAS Y TECNICAS. ALBERTO RODRIGUEZ MOREJON.
  • PRINCIPIOS COMUNES EN PSICOTERAPIA de CHRIS L. KLEINKE
  • TECNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA. Francisco Javier Labrador
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